Texto introductorio

El franquismo fue una época de muchas represiones en todos los sentidos y también impuso, con el apoyo activo de la Iglesia, una moralidad oficial que afectaba y condicionaba la vida cotidiana de las personas.

Un tipo de moralidad que también restringía las iniciativas y libertades individuales en una serie de aspectos que hoy en día consideramos muy normales. Por ejemplo, ya en febrero de 1939 el alcalde Prunés recordaba a la población la prohibición, con motivo del carnaval, de disfrazarse o hacer cualquier tipo de parodia a expensas de las autoridades civiles, militares o eclesiásticas.

Igualmente, no estaba permitido que chicos y chicas se pudieran bañar juntos en la piscina municipal, después de que el obispo de Vic prohibiera, con una evidente intransigencia y confusión interesada de conceptos, «la asistencia y participación a todos los baños públicos bisexuales».

Hay que recordar que publicaciones y películas tenían que pasar una doble censura: la oficial y la eclesiástica, para que la moralidad quedara bien resguardada. En este sentido, no se puede olvidar que las mujeres eran a menudo las principales víctimas de estas buenas costumbres sociales establecidas, que las arrinconaban al doméstico ámbito del hogar y a un papel simplemente complementario al del hombre. Por ejemplo, en la posguerra, estaba mal visto que las chicas fueran al cine e, incluso, se les inculcaba que la simple contemplación de las carteleras cinematográficas, o pintarse las uñas o llevar determinado tipos de zapatos, ya era pecado.

Otra muestra de esta moralidad, a menudo hipócrita, fue el caso de la escultura La ben Plantada, de Josep Clarà, actualmente situada en lo alto del Paseo. La estatua fue comprada en el año 1958. Aun así, no se pudo ubicar en la calle hasta 19 años después, cuando Franco ya había muerto. La moral católica del franquismo no permitió la exhibición de aquella chica desnuda.

En efecto, en plena controversia, el dibujante manresano Joan Vilanova, con un fino sentido del humor, había ironizado sobre el tema en unas aleluyas publicadas con motivo de las fiestas de la Llum del año 1959. Esto motivó una carta de protesta por parte del obispo de Vic, Ramon Masnou, quien calificó la estatua de «inmodesta» y se quejaba del poco contenido religioso de los versos. Esta presión del obispo acabó siendo determinante en la decisión final de arrinconar la magnífica escultura durante tantos año

 

Campañas contra la blasfemia

Documentos (21)

 

Otros

Documentos (11)

18/02/1939: comunicación pública del alcalde de Manresa Domènec Prunés, que recuerda a la población, con motivo de las fiestas de carnaval, la prohibición de disfrazarse o hacer parodia de sacerdotes, órdenes religiosas, militares, altos funcionarios, milicia o cualquier condecoración del estado. (Arxiu Comarcal del Bages).

13/7/1942: carta de la delegación comarcal del Frente de Juventudes de Manresa; propone al Ayuntamiento que tome una serie de medidas contra la «degeneración» de los jóvenes a quienes «el veneno poco a poco va apoderándose de ellos y convirtiéndoles en invididuos materialistas, soeces y degenerados«. Se adjunta a la misiva una propuesta de régimen sancionador, que incluye la creación de unidades disciplinarias y la sanción a los padres y a los locales sociales que no colaboren con el cumplimiento de las normas. (Arxiu Municipal de Manresa).

Julio-septiembre de 1957: expediente del Ayuntamiento de Manresa, referente a una carta de más de sesenta representantes de los Jóvenes de Acción Católica de diferentes parroquias de Manresa, en la que —después de que el obispo de Vic prohibiese «la asistencia y participación a todos los baños públicos bisexuales«— solicitan al alcalde que habilite unos horarios de uso exclusivo de la piscina municipal para los chicos, de acuerdo con los principios morales religiosos: “creemos no excedernos si solicitamos como ciudadanos católicos de la Católica España lo que en cualquier país indiferente puede solicitar una minoría religiosa: que la Autoridad nos permita prácticamente ser jóvenes deportistas y cristianos que cumplen los mandamientos de la Iglesia. Sabemos que, con muy buen acuerdo se han concedido horas exclusivas para las muchachas y creemos que es justo que se nos concedan también para los muchachos”. La respuesta del alcalde de Manresa es positiva y les concede el horario de uso exclusivo para chicos los martes y jueves de cada semana, de 6 a 11 horas. (Arxiu Municipal de Manresa).

 

La Ben Plantada

Documentos (4)

Viñetas del Auca de la Llum de Manresa, de Joan Vilanova y Roset, referidas a la ubicación de la estatua La Ben Plantada, de Josep Clarà, en Manresa. La estatua había sido adquirida en el año 1958, pero tendrían que pasar 19 años, cuando Franco ya hubo muerto, para que se pudiera emplazar en la vía pública. La moral católica del franquismo no permitió la exhibición de aquella chica desnuda. Las viñetas de Joan Vilanova —que denunciaba el hecho— provocaron una carta de rechazo por parte del obispo de Vic, fechada el 14/02/1959, que se mostró especialmente dolido.

El obispo expresa en su escrito (dirigido a los administradores de la Fiesta de la Llum) “la extrañeza y la profunda pena que me ha causado, en su conjunto, la inclusión de la “Auca de la Llum” en este programa religioso, destinado a los fieles y al gran público”, se muestra molesto con el talante poco religioso del texto y demuestra estar especialmente irritado con estas dos viñetas del auca, la 73 y la 74, que hacen referencia a la estatua de la Ben Plantada: “ofende aquella estatua inmodesta que, después de haber sido expuesta al público y haber sido vista por todo Manresa, se presenta ahora en este cuadro 74, misteriosamente e intencionadamente cubierta, añadiéndose al estribillo un interrogante, que si tiene alguna gracia picaresca, no tiene en cambio mucho sabor de vida cristiana, de corrección ni, creo yo, de buen manresanismo”. (Arxiu Municipal de Manresa).

 

Prensa (4)

Manresa, 14/2/1942: “Se mantiene la prohibición de celebrar las fiestas de Carnaval”. (Arxiu Comarcal del Bages).

Manresa, 20/2/1952: anuncio del alcalde de Manresa de la prohibición de celebrar el Carnaval de 1952, e incluso de la necesidad de autorización de las salas privadas para organizar actos relacionados, que deberán identificarse como “bailes de trajes regionales”: “las personas que acudan a dichos bailes están obligadas a usar, al ir o regresar de los mismos, carruajes, automóviles, etc., cubiertos, no pudiendo transitar por las calles exhibiendo dichos trajes regionales”. (Arxiu Comarcal del Bages).

Manresa, 5/2/1955: muestra de la doble censura, oficial y eclesiástica, que tenían que pasar todas las películas exhibidas. (Arxiu Comarcal del Bages).