El relat de l’Albert Torra i Ferrer sobre la seva evasió, que va escriure als 75 anys per als seus nets
“Decidits a marxar, vam planificar les coses de manera que coincidís la sortida de Manresa amb la data en què ens havíem d’incorporar a l’exèrcit roig. Així la nostra sortida quedaria justificada.”
“Després de pagar al guia, (1.000 pessetes en “bitllets de sèrie”), cap a quarts d’onze de la nit vam començar la caminada, muntanyes amunt, pel dret en alguns trossos i per caminets quan n’hi havia.”
“El guia no el volia deixar marxar de cap manera, encara que se l’hagués de carregar. Vam fer una mena de consell, i a la fi vam acordar que semblava veritat tot el que explicava, que si no seguia el ritme que havíem de portar també seria un destorb i que si l’enganxaven, alabat sia Déu.”
“… d’un a un, vam travessar la carretera. Ja reunits altra vegada vam anar pujant pel dret cap al Pla d’Anyella, i cap a dos quarts d’una de la nit el guia ens va dir que ja érem a França.”
“La primera sorpresa va ser veure, al costat de la bandera espanyola, una bandera vermella i negra, que ens va sorprendre i ens va fer pensar què passava. Després ja vam saber que era la bandera de Falange.”
“Però com que a San Sebastián hi havia molts catalans refugiats, aquests anaven cada dia a veure si havia arribat algun conegut. I així, el mateix dia d’arribar a San Sebastián, dos coneguts de l’Iscle ja ens van avalar i vam anar, ja de soldats, al quartel de Loyola, on, esperant què feien de nosaltres, ens dedicàvem, pic i pala, a arreglar carreteres.”
Carta de Daniel Torra i Ferrer al seu germà Albert on explica la seva evasió de la zona republicana (17/10/1937)
“La penúltima jornada sobre todo, o sea en la que cruzamos con agua hasta las caderas el río Segre fue durísima. Hacía mucho frío y llovía torrencialmente. Los prados que circundan el río, repletos de torrentes que iban llenos de una corriente impetuosa, unos y otros cargados de barro, dificultaron mucho nuestra marcha, pero gracias a Dios no pasó nada lamentable a excepción de nuestro aspecto.”
Fragments d’altres cartes
Carta del 4.10.1937:
“Conmigo nos fugamos 52 individuos, la inmensa mayoría huyendo del llamamiento a filas, para presentarse y ofrecer sus servicios a la causa de España, causa común para todos los buenos patriotas.”
Carta del 6.11.1937:
“De Manresa recuerdo que pasaron López, de los jabones de la calle del Borne, aquel chico cojo, ¿te acuerdas? También Paulino Esparbé que estaba siempre en el Casal, Ielletisch, un muchacho joven de la harinera, Francitorra y puede que algún otro. ¡Ah! Y el farmacéutico director del laboratorio donde voy a trabajar. No sé si te dije que habían cogido prisionero a Durán, el hijo del farmacéutico o del notario no sé.”
“… la frontera cada día se hace más difícil pasarla. Por la nieve y además por la extrema y brutal vigilancia ejercida por individuos de la Brigada Internacional.”
Carta de Francesc Pich i Alsina a Albert Torra i Ferrer on explica la seva evasió de la zona republicana (27/11/1937)
“Es una gran alegría pensar que todos los amigos, cada uno por su lado, sin ninguna coacción, todo al contrario, voluntad nuestra, hayamos pasado a la gran España Blanca, haciéndonos dignos de nuestro caudillo Franco salvador de la patria España corrompida por la malvada chusma marchista.”
“Mi paso a esta fue muy duro. Salí el día 15 de septiembre a las 7 de la tarde en el auto Galtanegra, buena hora para que nadie se enterara, encerrándome para dos días en una casa de payés media hora antes de Solsona, pasándome todo el día en el bosque, comiendo mucho para recuperar mis fuerzas perdidas.”
“… salimos por la noche, y al cabo de una hora encontramos a unos treinta individuos que nos juntamos con ellos, con éstos tuve la alegría de encontrar dos manresanos: Sanllehí y San Cristóbal, supongo que los conoces. Seguimos el camino, encontrándonos con otro e inmenso grupo, que todos juntos alcanzamos la cifra de doscientos setenta individuos, poco número, verdad?”
“… nuestro pensamiento estaba con Dios, rezando toda la noche, creyendo de aquella no salir, bueno, nuestro cuerpo, ropa y lo que llevábamos estaba mojado, a Sala le tuve que dar una aspirina, no podía aguantar el dolor a causa de la humedad. Los guías nos dejaron a la montaña, los tres buscamos una casa y allí almorzamos, comiendo de una manera tan bárbara, figúrate que empezamos a comer a las diez y terminando a las once y media, esto sí, quitamos nuestro vientre de penas.”
“En ómnibus, pagando 100 francos, y papeles legalizados por los gendarmes, pasamos a San Juan de Luz, haciendo un recorrido de diecinueve horas. De allí a Fuenterrabía, haciendo todos los requisitos como tú. Al día siguiente Loyola, siendo en domingo por la tarde, al entrar creí estar en Manresa, por encontrar a muchos. A la mañana siguiente el Sr. Alegre y Olivella, jefe del requeté catalán y junto con mi cuñado, me avalaron, como también a Sala y Corrons, saliendo de allí a San Sebastián, pudiendo saludar a mucha gente, conocidos nuestros.”
Carta d’Ignasi Feu i Sala a Albert Torra i Ferrer, on explica la seva evasió de la zona republicana (30/4/1938)
“De Manresa salimos unos 20 jóvenes, si bien solamente otro (primo del Soler del Blanqueix, chico alto y moreno) era de nuestra ciudad. Los demás eran de pueblos vecinos y también de Igualada y Barcelona. Desde allí se empezó a caminar ya. Ya vi qué excursión más larga se nos presentaba. Ya no era posible de trasladarse en coche hasta Berga o Solsona sin ser revisados por la policía roja.”
“Hasta Andorra son, o fueron, 7 etapas de caminar siempre de noche y en obscuras 8, 10, 12 y hasta algún día 14 horas si bien entonces se nos hacía ya de día. Las seis primeras las hice sin novedad pues suerte de mis modestas aptitudes excursionistas. Otros compañeros íbanse rindiendo de cansancio por el camino, perdiendo al final unos 12 o 13, pero cabe hacer constar que entonces nuestra expedición contaba ya unos 110 hombres, pues en cada nueva de las 3 últimas etapas reuníamos más gente venida de la parte de Lérida incluso.”
“… quedamos fracasados al ver inesperadamente que detrás tan larga expedición no iba ninguno de los 2 guías que nos conducían. Todos estaban delante o en medio. Ello ocasionó con la obscuridad además de la noche que no pudiéramos hacer contacto con los demás compañeros y por tanto quedamos perdidos a las 9 horas, con la desilusión de no poder entrar a Andorra, faltando solamente una noche de camino y teniendo los demás ya en camino… Tuvimos un rato malo.”
“Entre 7 y 9 de la mañana intentamos pasar el Segre. Ya descalzos y tocando agua, esta tenía en todos los sitios sorteados demasiada corriente y nos exponíamos a ser conducidos tumbados por la fuerza de las aguas.”
“… cuando ya anochecía algo y nos dirigíamos a atravesar el histórico río, sentimos disparos monte arriba a poco trecho de nosotros y luego otros tiros de fusil, abajo en la carretera, precisamente en el mismo punto donde nosotros teníamos que pasarla brevemente. Algo perplejos de espanto (si bien yo con más serenidad de lo que hubiera creído) estuvimos cosa de 1 hora y media escondiditos en las ramas de un pequeño pino de por ahí que no nos escondía del todo, pero no disponíamos de refugio más seguro en aquellos inesperados momentos de tiroteo. Así escondidos sentimos pasar los carabineros y los vimos seguidamente a unos 4 metros de nosotros… En aquel momento me veía ya cogido. Pensaba en qué contestar si me daban tiempo de hacerlo, pues tenían toda aquella gente de la Seu, orden dada de su comandante de disparar ¡sin dar el alto! previo de costumbre, a quien vieran como probable desertor. Incluso habíamos encomendado a Dios nuestra alma. Pero ¡qué susto! ¡Parece mentira! No nos debieron ver, ¡y de tan cerca! Sería que Dios no siendo aún aquella nuestra hora postrera nos guiaba y protegía en tal serio peligro de nuestra vida.”
“En fin, pasó un guía y se nos llevó a todos, mas cuando hacía yo 10 minutos que andaba, no pude ya dar un paso más, pues era tanto lo que se me habían cargado las piernas que no podía andar más. Cosa rara parecía de momento, pero tenía su explicación. 8 días encerrado sin salir de casa, no haciendo ejercicio ninguno incluso descuidando la gimnasia sueca, tal vez demasiado bien alimentado, todo contribuía a no tener fuerza para caminar.”
“Pasados ellos, un amigo de Manresa, Pedro Carreras (hijo del que había sido presidente de Acción Popular en Manresa) pasaba casualmente por la misma casa que habitaba, con destino también a Andorra, acompañado solamente de un guía muy bueno. Me quisieron en su expedición y los tres, muy contentos, yo sobre todo, hicimos en las 2 etapas restantes un viaje feliz. Carreras, poco acostumbrado a andar y escondido desde el julio del 36, quedó algo muerto en la etapa final muy dura, pero revivió radicalmente al pisar Sant Juliá, primer pueblo de Andorra. Habían pasado ya las tragedias. ¡Alabado sea Dios! Vino el buen tiempo tras la borrasca.”
Carta de Ramon Algué i Mas a Albert Torra i Ferrer i a Iscle Selga i Ubach on explica la seva evasió de la zona republicana (23/5/1938)
“Empezaré por contaros el calvario de mi evasión de la zona roja. Salí de Manresa el 1º de octubre a las 7 de la tarde en el coche de línea hasta Súria y aquella misma noche emprendimos el camino a pie hasta Solsona (12 horas). Éramos cuatro, un amigo mío de Manresa, mejor dicho, el hermano de Antonio Peñarroya, dos jóvenes de Súria, uno de ellos detenido en la frontera, y yo. En una casa de campo de los alrededores de Solsona estuvimos 6 días, al final de los cuales nos incorporamos a una expedición de 360 hombres saliendo de aquel pueblo, creo que fue el 7 u 8 de octubre.”
“me enteré que la de los 360 hombres había sido tiroteada, muerto 5 o 6 y detenidos más de un centenar. No hay que decir que esto me alarmó un poco pero estaba dispuesto a continuar fuere como fuere. Me fui al cabo de unos días más, a otra casa de campo donde me dijeron que pasaban por allí con más frecuencia expediciones, y allí estuve un mes, durmiendo en la paja los primeros días.
Por último el día 15 de noviembre, salí con una expedición compuesta de 17 hombres la mayoría jóvenes. Pasamos el Segre a pie con agua hasta la cintura. Yo me caí dos veces en medio del río, perdí una parte de la ropa que llevaba y en verdad que ya había encomendado mi alma al Altísimo.”