Transcripció parcial
Septfonds, 7 de Diciembre 1939
Querida e inolvidable María.
He recibido tu carta del 14 de noviembre con las siluetas de las manecitas de los nenes y anexos.
La recibí hace unos días y me he estado debatiendo unos días y dándole vueltas y más vueltas hasta hoy. Digo hasta hoy porqué hoy mismo sale de aquí una expedición para España y he decidido no unirme a ella. Lo digo con dolor en el corazón y lágrimas en los ojos! Si supieras con qué envidia los he dejado partir al pensar que pasarán Navidad y Reyes con sus seres queridos!
Creerás después de todo lo que te he escrito y me has contestado que estoy haciendo literatura, pero te pido con todo el fervor de mi alma que tengas fe, mucha fe en mi. Te quiero, os quiero, más que nunca, si ello fuera posible, y te pido que por el hecho de continuar aquí no creas que ha dejado de interesarme vuestra suerte y que sólo piense en mi. Precisamente porque no deduzco de tu carta la posibilidad de ayudaros, antes al contrario iría a daros trabajo y pena y a que os quitárais por traérmelo a mi el pan que te hace falta para los nenes y también a aumentar las cargas de quien paga sus gastos, que tendría que pagar también los míos, que he decidido esperar un poco más de tiempo hasta ver o saber que hay quien pueda garantizarme que al cabo de uno o dos meses de estar en mi Patria podré dedicarme sola y exclusivamente a cuidarme de mi familia
¿Es esto posible? ¿No lo es? He aquí la duda entre la que fluctúo. Yo no sé tampoco si tu podrás resolvérmela.
Los superiores con quienes trabajo, enterados con toda lealtad de mi parte, de mi caso no me han puesto, naturalmente, ningún obstáculo a mi partida antes al contrario si hubiese decidido partir me hubieran dado toda clase de facilidades, pero me han hecho una serie de reflexiones que me han dado que pensar. Como son gente que estoy seguro que me aprecian los he escuchado con atención.
Yo creo y ellos también que alguien como el Doctor de quien te hablaba en mis anteriores o alguien que ocupase una posición parecida a la suya podría procurarme la documentación necesaria. Sin ella creo que empeoraría mi situación y la vuestra.
Por mi te lo digo y te lo digo sinceramente no sufras demasiado. He mejorado algo mi situación. Al llegar aquí, después de lo que me ocurrió, estaba algo abatido pero ahora he reaccionado y me hallo bien lo mismo de salud que moralmente. Tengo una comida bastante aceptable y algún dinerillo que me dan para cubrir mis necesidades más urgentes. Puedo abrigarme bien pues tengo ropa y me voy arreglando. Te hecho mucho a faltar como tu a mi.
[…]
Tengo unos sacos de paja para dormir y así no he de hacerlo en el suelo o encima de las maderas como al principio. Tengo una litera que casi parece una mala cama pero cuando me acuesto estoy muy caliente, que es lo esencial.
Bueno María. Si a pesar de todo y sabiendo lo que te explico insistes en que vuelva, lo haré. Pongo mi suerte en tus manos. Que el Cielo nos ilumine, que buena falta nos hace.
Abraza a los tuyos y a los míos cariñosamente.
Te adora con ferviente calor tu querido esposo
José Mª
Explica a los niños el cuento que te mando adjunto para ellos y dime si les ha gustado”